La infidelidad no es causa de divorcio y no es ningún motivo para tener más o menos derechos ante él.
En julio de 1981, fecha de la entrada en vigor de la Ley del Divorcio, debía de existir una causa, tipo infidelidad, incumplimiento de los deberes conyugales, malos tratos, alcoholismo, drogodependencia…entre otros, y si no se acreditaba la causa el juez podía denegar el divorcio.
A medida que fueron pasando los años , la sociedad española iba modernizándose y las peticiones de separaciones y divorcios empezarón a crecer de manera espectacular.